El otro día leía uno de esos reportajes que te enganchan y quiero compartirlo. Con él caigo en la cuenta de que no estamos solos, y mola. Los que piensan que la nostalgia no es triste, que hablar con la gente es escudriñar en sus ojos buscando la experiencia, y a través de ella la emoción. Los que añoran viejos formatos y no se avergüenzan de ello. Los observadores perpetuos. Los que huelen la música, y de lejos.
Gracias por olerla, Grooveman.
Y encima en mi querido barrio.
Malasaña en formato físico, por Manu Grooveman
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